La definición y promoción de valores es un desafío clave para los líderes de las organizaciones, ya que implica establecer principios fundamentales, su implementación efectiva y su arraigo tanto en los empleados como en los clientes. Esto es de especial relevancia para los auditores, ya que una sólida cultura ética constituye uno de los pilares esenciales de un sistema de control interno robusto.
Cuando los empleados encuentran una afinidad entre sus propias creencias y los valores promovidos por sus empleadores, experimentan una mayor satisfacción y motivación en su entorno laboral. En consecuencia, si los valores fundamentales de la organización son poco claros o carecen de ética, existe el riesgo de alejar a los talentos más destacados.
Los valores fundamentales de una organización transmiten a todas las partes interesadas, tanto internas como externas, lo que se considera crucial y la manera en que se rige la entidad. Por esta razón, es de gran importancia identificar las prioridades centrales para las operaciones diarias. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de valores fundamentales? De acuerdo con la literatura especializada, los valores fundamentales constituyen las prioridades más arraigadas y esenciales de una organización. Representan las normas que se siguen incluso cuando nadie está observando. Aunque estos términos suelen aplicarse en el ámbito personal, también tienen aplicación en el contexto organizativo.
La definición de valores fundamentales implica identificar aquellos comportamientos tanto de los empleados como de los líderes que son innegociables en el desempeño laboral y en las transacciones empresariales, tanto interna como externamente. Algunas de sus características clave incluyen:
- Orientar a los empleados en su comportamiento y toma de decisiones.
- Reflejar la esencia de ser parte de la organización.
- Conformar la identidad distintiva de la entidad.
- Mantenerse inalterables incluso frente a cambios en la administración.
Los valores fundamentales que suelen prevalecer en las organizaciones y que requieren la atención del auditor en cuanto a su existencia y aplicación en la cultura organizacional son:
- Integridad
- Honestidad
- Confianza
- Colaboración
- Responsabilidad
- Respeto
Estos valores fundamentales deben plasmarse en una declaración formal de valores. Esta declaración permite expresar las creencias subyacentes que respaldan los objetivos y la misión de la organización, recordando su esencia. Asimismo, establece la imagen que la entidad proyecta ante partes externas, como clientes e inversores, así como ante sus empleados. Además, proporciona pautas claras para la toma de decisiones y el comportamiento. Por lo tanto, una vez que se han identificado los valores fundamentales de la organización, resulta crucial que el auditor revise las políticas y procedimientos existentes para asegurar la coherencia con estos principios.
Si bien los valores fundamentales reflejan la identidad actual de una organización, también deben indicar su dirección futura. Estos valores deben ser aplicables de manera equitativa a todos los empleados, inspirándolos a mejorar sus habilidades y desempeño. Cuando los empleados comprenden lo que se espera de ellos en términos de excelencia dentro de la organización, tienden a trabajar de manera más efectiva y ética, lo que a su vez se traduce en una mayor satisfacción laboral.
Es crucial que las organizaciones tengan una comprensión clara de lo que es verdaderamente esencial y lo que no lo es, para que sus valores fundamentales sean pertinentes, focalizados y distintivos. En este proceso, los empleados desempeñan un papel fundamental. Por lo tanto, es esencial investigar las cualidades más relevantes en los empleados para alcanzar los objetivos, así como identificar actitudes o comportamientos que puedan ser perjudiciales para el rendimiento de la entidad. Las respuestas a estas indagaciones pueden ayudar a establecer los valores fundamentales necesarios y a ubicar la organización en su situación actual y en su dirección futura.
A menudo, los valores fundamentales están implícitos en las acciones de los líderes de la organización, incluso si no están formalmente definidos. Los propietarios, fundadores, ejecutivos o gerentes han seguido valores fundamentales para llegar a su posición actual. Documentar y difundir estos valores es lo que los transforma en los valores fundamentales de toda la organización. Elegir valores que ya estén compartidos facilita la integración de estos en la cultura corporativa de manera natural y fluida.
Aunque establecer valores es esencial, su implementación en el trabajo diario es igualmente importante; deben estar reflejados en el comportamiento de los empleados. Un enfoque eficaz es demostrar los valores fundamentales a través de las actitudes y comportamientos tanto de los líderes como de los auditores. Un valor fundamental puede ser ejemplificado al describir lo que no se debe hacer. Por ejemplo, si la colaboración es un valor central, este puede ser demostrado al ayudar a los colegas cuando enfrentan dificultades en un proyecto.
No obstante, es crucial revisar periódicamente los valores fundamentales. La identificación de estos no es un ejercicio único; deben ser revisados para asegurarse de que sigan siendo coherentes con la organización y sus aspiraciones a futuro. Por esta razón, se recomienda que la declaración de valores se revalúe al menos cada dos años. Esto no implica que los valores dejen de ser relevantes, sino que algunos pueden cobrar mayor importancia en ciertos momentos.
Es beneficioso reflexionar sobre los valores a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si algún valor pierde relevancia para la organización o si seguirá siendo esencial en el futuro. También es válido cuestionar si se mantendría cada valor incluso si esto supone una desventaja para la organización, ya sea en términos financieros o competitivos. No obstante, antes de cambiar un valor central, se debe considerar si es posible ajustar el comportamiento de los empleados para que esté alineado con el valor en cuestión. Además, es importante revisar el código de conducta o código ético, así como mantener programas de capacitación pertinentes.
Los valores fundamentales, además de dar sustento a la cultura ética de una organización, influyen directamente en su imagen. Esto abarca tanto la percepción interna de los empleados como la imagen externa ante clientes y otras partes interesadas. Una cultura ética sólida dota a la empresa de singularidad y la destaca en su sector. También genera asociaciones positivas cuando el nombre de la organización es mencionado. Una cultura ética fomenta el crecimiento y el éxito sostenible.
Es fundamental que el tema de los valores fundamentales sea objeto de discusión abierta entre el auditor y los gerentes y ejecutivos. Revisar la lista de valores con base en la imagen de la organización y su manifestación en el comportamiento de los empleados de todos los niveles permitirá al auditor evaluar si la declaración de valores se cumple adecuadamente.