Desde la infancia hasta la juventud, siempre nos han instado a estudiar y prepararnos para el futuro. Incluso en la universidad, recibíamos constantes recomendaciones para aprovechar al máximo nuestras clases, aprobar los exámenes y, en algunos casos, comenzar nuestra carrera profesional mientras aún estábamos estudiando. En diferentes momentos y de diversas maneras, buscábamos adquirir más conocimientos, estar preparados y desarrollar habilidades que, en conjunto, nos convertirían en profesionales de la Contaduría y nos permitirían comenzar nuestra carrera.
El Desafío de la Profesión Contable
A medida que pasan los años y acumulamos experiencia laboral, comprendemos que para mejorar nuestras condiciones de vida en los aspectos económico, profesional y personal, es esencial seguir estudiando. El ritmo de cambio en nuestro campo profesional es rápido y la cantidad de información disponible plantea el desafío de mantenernos actualizados. No es suficiente tener una buena educación o conocimientos sólidos; lo más importante es aplicar lo que aprendemos en nuestra sociedad y generar un impacto positivo.
Lo que hacemos como contadores es lo que realmente beneficia o perjudica a la sociedad. Nuestras acciones determinan si nuestra profesión es vista como responsable, comprometida y organizada. La Norma de Desarrollo Profesional Continuo (NDPC) se presenta como una herramienta que nos guía para demostrar que mantenemos nuestras capacidades técnicas y habilidades personales en un alto nivel. Esto garantiza que utilicemos conocimientos actualizados y de vanguardia para obtener los mejores resultados y contribuir al bienestar de la sociedad.
Más Allá de la NDPC: La Fórmula del Éxito
Sin embargo, ¿es suficiente la NDPC? ¿El cumplimiento de la NDPC garantiza un desarrollo profesional continuo real? Para responder a estas preguntas, considero que se requiere la combinación de tres ingredientes: convicción, compromiso y congruencia. Estos tres elementos son esenciales para anclar la NDPC y lograr resultados óptimos en el desarrollo profesional de los contadores. Podemos expresar esta idea matemáticamente como: DPC + 3C = Éxito.
La Convicción como Motor de Aprendizaje
La convicción nos impulsa a buscar conocimiento y soluciones a los desafíos. Es el motor que nos lleva a profundizar en nuestro campo y a estar dispuestos a aprender de manera continua. La contabilidad no es estática; evoluciona constantemente, y la convicción de mejorar y estar al tanto de estas transformaciones es fundamental.
El Compromiso como Responsabilidad Social
El compromiso nos lleva más allá de cumplir con las normativas profesionales. Nos incita a asumir la responsabilidad y a actuar de manera constante para mejorar. No se trata solo de hacer nuestro trabajo, sino de hacerlo de la mejor manera posible. Es el compromiso con la excelencia lo que nos distingue como contadores comprometidos con la sociedad y su bienestar económico.
La Congruencia como Sello de Ética Profesional
La congruencia nos asegura que nuestras palabras, pensamientos y conocimientos se traduzcan en acciones coherentes con nuestros valores. No basta con tener un conocimiento actualizado; debemos aplicarlo éticamente en nuestras prácticas profesionales. La congruencia nos hace responsables de nuestras acciones y nos garantiza que contribuyamos al bienestar de la sociedad de manera íntegra y ética.
En conclusión, todas nuestras acciones pasadas como profesionales de la Contaduría son historia, pero podemos reflexionar y decidir cambiar nuestra actitud. Podemos recuperar la confianza de nuestros clientes, empleadores, instituciones y de la sociedad en general si actuamos con convicción, compromiso y congruencia. Estos tres elementos no solo mejorarán nuestro desempeño profesional, sino que también pueden aplicarse en todas las áreas de nuestra vida.