Previo a abordar la dimensión social de los criterios ESG, es pertinente recordar ciertos conceptos. Los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (conocidos como ESG por sus siglas en inglés) son un conjunto de estándares que los inversionistas conscientes de su responsabilidad social utilizan para evaluar posibles inversiones.
Evaluación de los Criterios ESG
Los criterios ambientales evalúan el desempeño de una empresa en la gestión de recursos naturales. Los criterios sociales examinan la forma en que la organización maneja sus relaciones con empleados, proveedores, clientes y las comunidades en las que opera. Por su parte, la gobernanza se enfoca en el liderazgo de la empresa, compensación de ejecutivos, auditorías, controles internos y derechos de los accionistas.
Estos criterios son valiosos para los inversores, ya que les permiten evitar empresas que puedan representar un mayor riesgo financiero debido a sus prácticas ambientales u otros factores. Es crucial que los auditores estén atentos a cómo las organizaciones incorporan estos criterios en sus operaciones internas y relaciones con terceros para prevenir incumplimientos normativos y la materialización de riesgos.
La Complejidad de la Dimensión Social
Dentro de las organizaciones, los criterios ESG se han implementado para mejorar las prácticas comerciales, reduciendo los impactos sociales y ambientales. Sin embargo, la dimensión social de los ESG es más compleja de definir y explicar en comparación con los aspectos ambientales y de gobernanza.
En el ámbito social, se emplean diversos términos como riesgo social, impacto social, valor social, capital social, licencia social y desempeño social. Aunque a menudo se utilizan como sinónimos, es importante destacar sus distinciones fundamentales.
- Riesgo social: Considera cómo los problemas sociales pueden afectar negativamente las operaciones y el desempeño financiero de una organización, incluyendo los riesgos para las personas en aquellas empresas con enfoques maduros en derechos humanos.
- Impacto social: Se concentra en las personas más afectadas por las operaciones y decisiones de una organización, abarcando impactos directos e indirectos, así como positivos y negativos, en comunidades locales, lugares de trabajo, cadenas de suministro o base de clientes.
- Valor social: Se refiere a los cambios sociales atribuidos o influenciados por una organización y pueden ser tanto creados como destruidos, a menudo relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas u otros marcos sociales amplios.
- Capital social: Implica la fortaleza de las relaciones de la organización con comunidades y partes interesadas relevantes, así como los niveles de confianza, siendo intangible y de medición compleja.
- Licencia social: Representa el nivel de aceptación o aprobación de una organización, su sector, productos y actividades, pudiendo existir en múltiples escalas simultáneamente y siendo influenciada por prácticas comerciales de la industria.
- Desempeño social: Se relaciona con la efectividad en la gestión de riesgos sociales, impactos, creación de valor, relaciones con partes interesadas y licencia social.
Estos aspectos son fundamentales en los criterios ESG, cada uno sirve a un propósito distinto y satisface las necesidades de diversos grupos de partes interesadas. Por tanto, las organizaciones que se enfocan excesivamente en un aspecto en detrimento de los demás pueden no cumplir con las expectativas cambiantes de la sociedad y las partes interesadas.
Implicaciones para Inversionistas y Empresas
La dimensión social de ESG puede ser impulsada por diversas motivaciones, como la gestión de riesgos para las personas, la adaptación a expectativas cambiantes y necesidades emergentes de partes interesadas o la respuesta a problemas sociales que puedan impactar el valor empresarial. Es esencial considerar cómo se relaciona esto con la gestión ambiental y la gobernanza.
Dado que los criterios sociales abarcan una amplia gama de temas potenciales, es crucial que los auditores los incluyan en sus evaluaciones. Por ejemplo, en lo que respecta a empleados y clientes, se deben considerar aspectos como salarios, planes de jubilación, beneficios adicionales, políticas de diversidad e inclusión, capacitación y educación, nivel de compromiso y calidad de relaciones con clientes, uso de redes sociales, eficiencia del servicio al cliente y postura pública sobre derechos humanos.
En conclusión, los auditores que incorporan estos temas sociales pueden proporcionar una perspectiva más completa y holística sobre las nuevas preocupaciones de las empresas y sus relaciones con terceros. La dimensión social de los criterios ESG es fundamental para la toma de decisiones informadas por parte de inversionistas responsables y para que las empresas se conviertan en actores más conscientes de su impacto en la sociedad y el mundo en general. La atención a estos criterios no solo es ética, sino que también puede tener un impacto positivo en el rendimiento financiero y la sostenibilidad a largo plazo de las organizaciones.