La proliferación del trabajo remoto ha sido acentuada por la aparición de la pandemia de COVID-19, una tendencia a la que los auditores ya estaban familiarizados. Sin embargo, la adaptación de muchos clientes a las prácticas de trabajo a distancia, siguiendo las pautas de distanciamiento social, ha generado ajustes en la forma en que se llevan a cabo las actividades de auditoría.
El papel del auditor se encuentra frente a nuevos retos. Por ejemplo, la aplicación de un enfoque escéptico en la auditoría a distancia se ha vuelto más compleja debido a los cambios en el acceso a personas e información, así como en la obtención de pruebas. Estos cambios abarcan desde la clase de preguntas que los equipos de auditoría plantean a sus clientes cuando surgen dudas, hasta la conformación de los equipos de trabajo. Además, se han desarrollado nuevas técnicas para llevar a cabo entrevistas con los clientes, aprovechando al máximo las herramientas de videoconferencia y la colaboración a través de aplicaciones al entrenar y supervisar equipos de trabajo a distancia.
Antes del brote de la pandemia, la implementación del escepticismo profesional ya era un tema recurrente en las evaluaciones regulatorias y en el respaldo a auditorías de alta calidad. Los efectos de la pandemia en las operaciones de los clientes (incluyendo personas, procesos y tecnología), en combinación con la incertidumbre económica, resaltan aún más su relevancia.
Al analizar la literatura técnica, se observa que el escepticismo se origina en la duda. El enfoque escéptico del auditor se refiere a su postura cautelosa al enfrentar situaciones o evidencia de auditoría que podría estar sujeta a imprecisiones. Los auditores emplean este escepticismo al tomar decisiones en relación con la evidencia de auditoría requerida, evaluando su pertinencia, suficiencia y confiabilidad. En consecuencia, es esencial que el auditor mantenga y aplique un enfoque de escepticismo profesional a lo largo del proceso de auditoría. Esto se traduce en una mentalidad crítica en la comprensión de la entidad, su actividad y el contexto en el que se desenvuelve. Esta comprensión, sumada a un conocimiento general del mundo empresarial, permite al auditor evaluar los riesgos de errores materiales en los estados financieros de la entidad, valorar la adecuación de la evidencia de auditoría y llegar a conclusiones pertinentes.
El escepticismo profesional desempeña un papel vital en el juicio del auditor en la planificación, ejecución y evaluación de los resultados de la auditoría. Cuanto más pronunciado sea el enfoque escéptico del auditor, mayor será la calidad del control y la supervisión en una auditoría a distancia. Las normativas profesionales suelen requerir que el auditor mantenga este escepticismo profesional, definiéndolo como una actitud que engloba: una mentalidad inquisitiva, una alerta a las condiciones que podrían indicar posibles errores o fraudes, y una evaluación crítica de la evidencia de auditoría.
Un desafío que enfrentan los auditores es la manera en que pueden aplicar el enfoque escéptico, particularmente en un entorno económico incierto o en el contexto del trabajo remoto. A continuación, se presentan algunos elementos a considerar:
Analizar detenidamente si la alta dirección presenta algún sesgo de gestión.
Cuestionar las cifras y declaraciones de la dirección cuando afirman que ciertos procedimientos, saldos y controles se mantienen consistentes con años anteriores.
Atender no solo a la información proporcionada por el cliente, sino también a lo que podría estar ausente.
Reevaluar la forma en que se llevan a cabo los procedimientos analíticos y los análisis de variaciones sustantivos.
Descubrir formas de optimizar los procedimientos de auditoría en un entorno virtual.
Evaluar críticamente la confiabilidad de la evidencia de auditoría electrónica.
El auditor debe considerar si una auditoría se puede llevar a cabo completamente o en parte de manera remota, cuestionándose:
Si todos los procedimientos de auditoría a distancia utilizados son adecuados para proporcionar una garantía suficiente. Además, si la infraestructura de la organización sujeta a auditoría (aplicaciones, redes, datos, etc.) permite la realización de auditorías remotas.
Este tipo de trabajo puede ser igual de efectivo y eficiente que las auditorías convencionales, siempre y cuando se asegure que la información necesaria esté disponible y que las reuniones regulares entre las partes involucradas permitan una comunicación fluida.
En contraste, durante la pandemia de COVID-19, se suspendieron las reuniones presenciales entre los auditores y los clientes. En consecuencia, los auditores se vieron obligados a recurrir a la auditoría a distancia para continuar con sus planes de auditoría y superar las restricciones existentes, incluida la movilidad. Por lo tanto, es importante tener en mente que los métodos de auditoría parcialmente a distancia, que requieren la presencia física del auditor, involucran conversaciones iniciales y finales, pruebas de resultados físicos de las operaciones, recolección y verificación de documentos de auditoría, así como entrevistas y confirmaciones.
En cuanto a la auditoría a distancia, esta se lleva a cabo empleando tecnologías de la información y comunicación, sistemas electrónicos y enfoques adaptados. Ante la falta de presencia física, los auditores deben equilibrar su enfoque escéptico y juicio profesional. Asimismo, deben ser capaces de adaptarse y mostrar flexibilidad tanto en la planificación como en la ejecución de la auditoría para acomodar los cambios en el entorno.
La utilización de la tecnología y la comunicación para realizar pruebas como inventarios, observaciones e inspecciones debe ser ajustada para adecuarse al esquema de trabajo a distancia. La comunicación de los resultados de la auditoría también debe ser adaptada a las circunstancias de este tipo de labor.
Además, en el trabajo a distancia, se han identificado otras limitaciones que deben ser superadas:
La comunicación suele requerir una programación previa.
La recepción puntual de información se vuelve más complicada.
La capacitación a distancia de los miembros del equipo es más desafiante y consume más tiempo.
Compartir conocimientos y estar al tanto del progreso en áreas relacionadas puede ser complicado.
La elaboración de informes de revisión y documentos de trabajo puede llevar más tiempo.
En términos de las recomendaciones acordadas, el seguimiento por parte del auditor se realiza a distancia mediante el uso de tecnologías de la información y comunicación, asegurando que los niveles de garantía y la calidad de la auditoría se mantengan de acuerdo con lo planeado.
Por último, es fundamental destacar que, en el contexto actual, no se puede exagerar la importancia de aplicar un enfoque escéptico profesional. A medida que las auditorías continúan realizándose con la expectativa de que el trabajo a distancia persistirá, las lecciones aprendidas en estos tiempos inciertos seguirán siendo relevantes más allá de la pandemia. Por lo tanto, es crucial reconocer cómo los auditores y sus equipos abordan el trabajo a distancia con un enfoque escéptico sólido.