Realizar una auditoría efectiva requiere una comprensión profunda de cómo nuestro cliente reacciona ante influencias externas, como los mercados, el entorno económico, los factores específicos de la industria y las regulaciones.
La manera en que un cliente establece su proceso de gestión estratégica para enfrentar las fuerzas externas dependerá de la envergadura y la complejidad de su negocio, así como de las preferencias de la Alta Dirección. Para que la Gerencia pueda reconocer y mitigar sus riesgos, es esencial que tenga sus objetivos y estrategias claramente definidos.
Importancia del análisis estratégico
Una posible consecuencia del riesgo empresarial es que la dirección del cliente presente estados financieros y otra información inexacta a inversores, acreedores y empleados. El análisis estratégico proporciona a los equipos de auditoría un marco para:
Entender los propósitos y estrategias del cliente.
Evaluar los riesgos fundamentales del negocio vinculados a la estrategia del cliente y su capacidad para ejecutarla.
El objetivo principal del análisis estratégico es ampliar las consideraciones tradicionales de planificación al incorporar un nivel adecuado de reflexión sobre los riesgos empresariales significativos. Se necesita un enfoque “de arriba abajo”, desde los riesgos empresariales hasta los riesgos de auditoría, para tener en cuenta aspectos relevantes del negocio del cliente, incluido el entorno empresarial y los factores estratégicos.
Consideraciones en el análisis estratégico
Un enfoque centrado en los riesgos exige un sólido juicio en relación con las industrias y los negocios del cliente. El análisis estratégico nos ayuda a comprender la dirección que el cliente establece al responder al entorno económico, considerando:
- La relación entre el clima económico general y los segmentos de la industria en los que compite el cliente.
- La posición y función del cliente en su segmento de la industria.
- Las amenazas que ponen en riesgo la posición actual del cliente en su sector económico.
- Las necesidades y expectativas de los clientes que participan en el segmento de mercado elegido por el cliente auditado.
- La visión del cliente sobre superar a sus competidores en la satisfacción de las necesidades del mercado.
- Estrategias y planes específicos para lograr esa visión.
- Los procesos empresariales clave que son fundamentales para que el cliente gestione sus riesgos estratégicos.
También se considera la forma en que el cliente “dirige” su negocio en la dirección adecuada, examinando aspectos como:
- El proceso de gestión estratégica.
- El plan estratégico formalizado.
- El enfoque del cliente para “monitorear el entorno” y responder a presiones externas emergentes o cambiantes.
- La claridad en la comunicación de estrategias y planes en toda la organización del cliente.
El propósito del análisis estratégico es ayudarnos como auditores a evaluar de manera efectiva las implicaciones de la estrategia y los procesos de gestión estratégica del cliente en relación con la auditoría. Esto incluye considerar:
Si las suposiciones relacionadas con las elecciones contables básicas y las revelaciones son adecuadas.
En qué medida los riesgos empresariales se reflejan en las estimaciones y valoraciones contables.
Cómo los riesgos estratégicos del cliente pueden influir en la necesidad de realizar trabajos adicionales de auditoría a nivel de proceso o transacción.
Para llevar a cabo una auditoría basada en los riesgos empresariales, es fundamental basarse en la importancia del Análisis Estratégico.
En las primeras etapas del Análisis Estratégico, se recopila y examina información histórica para comprender la estructura y la rentabilidad de la industria del cliente, así como su impacto en el negocio del cliente.
La actividad de Analizar la información histórica implica:
- Examinar el Modelo de Negocio del Segmento específico del cliente: Proporciona un resumen de la industria del cliente y muestra cómo encaja su negocio.
- Analizar información de la industria: Para comprender la estructura y la rentabilidad de la industria del cliente y sus principales desafíos.
- Analizar información sobre el cliente en sí: Para entender la filosofía y estrategia básicas del cliente, su estructura empresarial y los procesos esenciales para lograr sus objetivos.
- Comprender los resultados del cliente: Analizar su historial de resultados de los últimos tres a cinco años.
- Uso del Cuadro de Mando Integral (CMI)
Al final, al comprender los resultados del cliente, contamos con una herramienta para obtener una visión integral del negocio y evaluar en qué medida la dirección se enfoca en los factores críticos de éxito y los indicadores clave de rendimiento. Esta herramienta es el Cuadro de Mando Integral (CMI).
El CMI ofrece a los ejecutivos:
Una estructura para convertir los objetivos y estrategias de la empresa en un conjunto coherente de medidas de rendimiento.
Un conjunto conciso de medidas que permite supervisar los factores clave que impulsan el negocio.
Las cuatro perspectivas del CMI permiten equilibrar:
- Los objetivos a corto y largo plazo.
- Los resultados deseados y los impulsores de esos resultados.
Las cuatro perspectivas del CMI son:
- Perspectiva Financiera: Evalúa si la estrategia, implementación y ejecución de la empresa contribuyen a cumplir las expectativas de los accionistas.
- Perspectiva del Cliente: Considera cómo el mercado responde a los productos y servicios, así como a la propuesta de valor y servicio. Aquí, el enfoque se centra en retener y ganar nuevos clientes.
- Perspectiva de Procesos Internos: Diseñada después de definir las perspectivas financiera y del cliente, busca alinear las actividades de los colaboradores con los procesos clave para cumplir los objetivos y expectativas de accionistas (indicadores financieros) y clientes (indicadores de satisfacción).
- Perspectiva de Aprendizaje y Crecimiento: Aborda cómo la empresa puede aprender y mejorar, relacionándose con la capacidad de mejora continua en capital humano, sistemas, infraestructura y ambiente organizacional.