Todo comenzó con una firma de contadores llamada Contabilidad y Finanzas. El dueño, Pedro, estaba muy orgulloso de haber construido su propio negocio desde cero. No tenía intención de venderlo, pero tuvo que hacerlo por necesidades financieras.
Antes de comercializar sus acciones, Pedro contrató a un equipo de auditor financieros para llevar a cabo un examen fiscal profesional. La auditoría fue realizada con cuidado y el informe final muestra que los estados financieros no presentan ningún problema grave. Sin embargo, hubo algunos casos esporádicos en los que el equipo encontró evidencias discrepancias entre los libros oficiales y las declaraciones fiscales hechas por la empresa.
El equipo consultó con Pedro sobre este tema y recomendaron realizar otra revisión en profundidad para descubrir dónde estaban esas discrepancias. Lo que lograron descubrir fue increíble: varias personas involucradas dentro del sistema estaban malgastando recursos fraudulentamente sin el consentimiento ni autorización del propietario.
Pedro tomó medidas correctivas inmediatamente para evitar futuros fraudes y se aseguró de notificar todos los detalles a las autoridades correspondientes. La auditoria fiscal le salvó al negocio de tiempos difíciles y le ayudó a mantener su credibilidad en el mercado laboral.
jorge.juarez@ecovis.hn