Una manera de enhancear el valor proporcionado por los servicios de revisión es evaluar las tarifas que los clientes aplican a sus usuarios. Establecer el costo de un artículo o servicio es una tarea que implica un notable desafío y demanda una inversión de tiempo y recursos significativos. Para las organizaciones, esta situación se vuelve recurrente, dado que, conforme los costes de producción o la prestación de servicios se encarecen con el tiempo, resulta esencial ajustar acorde los precios de venta.
Un auditor competente se percatará de que en ocasiones sus clientes enfrentan dificultades en este aspecto. La tarea de modificar o controlar los precios de los productos está sujeta a múltiples variables, y si se gestiona inadecuadamente, puede desencadenar problemas con los consumidores.
En las diversas economías globales, se manifiesta el fenómeno de la inflación. Los indicadores de precios al consumidor y gasto personal son evaluados de manera periódica por las autoridades gubernamentales y con frecuencia reflejan incrementos a lo largo del tiempo. Los costos de bienes y servicios tienden a aumentar constantemente, de manera que los clientes de los auditores deben adaptar sus precios consecuentemente. Si los clientes deben desembolsar sumas más elevadas por materiales, mano de obra o servicios, sus beneficios se verán mermados o incluso podrían enfrentar pérdidas si no ajustan sus tarifas.
Para conservar su rentabilidad y competitividad en el mercado, los clientes tienen que modificar sus tarifas según resulte necesario. Un competente auditor puede evaluar cómo una empresa cliente modifica sus precios y orientar el proceso. Con este propósito, es esencial tener en cuenta los siguientes aspectos:
Adquirir una comprensión del negocio del cliente y sus consumidores.
Para valorar las tarifas de los clientes, resulta indispensable comprender su negocio. La mayor parte de este análisis se efectúa durante la etapa de planificación, donde el auditor obtiene información relevante como:
- Misión y visión.
- Productos o servicios ofrecidos.
- Experiencia.
- Perfil de los consumidores.
- Propuesta de valor.
- Objetivos de la empresa.
Además de comprender el negocio del cliente, el auditor también debe entender el entorno del mercado, identificando su situación actual y las tendencias futuras. Mucha de esta información se reúne y analiza durante el proceso de planificación. Esta comprensión es esencial para evaluar los ajustes de precios.
Análisis de la situación financiera
Entender el negocio del cliente es solo una parte de la evaluación de los ajustes de precios. También es crucial examinar periódicamente las finanzas del cliente para identificar áreas donde se podrían aumentar los precios o incluso eliminar ciertas ofertas por completo. Se deben analizar los gastos del cliente y sus estados financieros para evaluar situaciones tales como:
- La última actualización de precios.
- Los precios que requieren ajustes o cambios. Si el cliente vende productos y el costo de los materiales ha incrementado, el precio de sus productos debe modificarse en consecuencia. La inflación debe considerarse en estos cálculos.
- La tarifa de servicio. A veces, los clientes no perciben cuánto tiempo dedican a ciertas actividades esenciales para prestar servicios y esto podría omitirse al establecer el precio. En tales casos, se brinda una valiosa oportunidad para revisar y adaptar las tarifas.
Analizar las finanzas del cliente facilita la identificación de áreas donde los precios pueden ser ajustados, o incluso permite identificar servicios o productos no rentables que podrían ser sugeridos para eliminación o modificación.
En algunas ocasiones, el auditor podría descubrir que los clientes están cobrando significativamente menos de lo que deberían. Cuando se observa que los precios podrían superar la tasa de mercado, se podría recomendar al cliente aumentar sus tarifas y, por lo tanto, incrementar su rentabilidad.
Llevar a cabo revisiones financieras periódicas puede ayudar a los clientes a ajustar gradualmente sus precios con el tiempo, en lugar de sorprender a sus consumidores con un aumento sustancial.
Ajustes periódicos en los precios
Es crucial que el auditor evalúe la frecuencia con la que sus clientes incrementan sus precios. Elevar el costo de un producto o servicio nunca resulta sencillo, pero resulta necesario. Muchos clientes postergan estos aumentos por temor a perder consumidores. En ocasiones, esperan demasiado tiempo, y cuando finalmente deciden elevar sus tarifas, los consumidores suelen reaccionar negativamente.
Por tanto, una buena práctica que podría sugerirse a los clientes es aumentar sus precios de manera constante y regular. Los consumidores podrían tolerar un pequeño incremento anual en los precios. De esta forma, en un contexto en el que los costos se elevan en todas partes, los consumidores no se sentirán impactados por el mayor costo de los productos o servicios del cliente. El auditor podría recomendar a sus clientes adoptar este enfoque gradual y constante en los incrementos de precios para así mantener su rentabilidad sin perjudicar su base de consumidores.
A pesar de que los precios pueden ser un tema delicado para los clientes, resulta crucial que los auditores puedan abordarlo. A medida que los costos aumentan, los clientes deben elevar sus precios de manera estratégica y congruente. Comprender el negocio y las finanzas del cliente puede guiar al auditor en sus recomendaciones sobre aumentos de precios y optimización de productos o servicios. Todo esto, en última instancia, aumenta el valor de los servicios de auditoría.
Por otro lado, las empresas auditoras pueden llevar a cabo el mismo proceso internamente. Es importante evaluar si las tarifas se ajustan al mercado y a las regulaciones locales de la jurisdicción en la que operan, si corresponde. La auditoría, después de todo, es un negocio y debe ser rentable para ser ejercida de manera profesional. Un análisis detallado y objetivo de los ingresos, gastos y resultados en la práctica de la auditoría puede revelar deficiencias en el proceso. En este sentido, se pueden implementar mejoras que optimicen la labor, siempre dentro de los límites de las normas profesionales y un comportamiento ético riguroso hacia los clientes y la sociedad en general, con el fin de mantener el prestigio de la profesión.