Una de las mayores preocupaciones de los auditores (y de otros profesionales) al ejecutar su trabajo es evitar cometer errores. De manera permanente, un auditor está tomando decisiones sobre diversos temas que van desde la conformación del equipo de auditoría hasta decidir qué tecnologías emplear, y qué riesgo debe mitigar de manera prioritaria. Muchas veces, algunas decisiones que parecieron correctas en ciertos momentos resultaron inconvenientes y eso se advierte en diferentes momentos, durante la ejecución, al finalizar o, incluso, en una revisión posterior luego que ha pasado tiempo de haber concluido el trabajo.
Ahora bien, por descuido, ligereza, falta de tiempo u otros comportamientos que podrían atribuirse a falta de profesionalismo o de rigurosidad al adelantar el trabajo, el auditor puede incurrir en fallas y errores como los siguientes:
- Omitir fuentes de información relevantes.
- No tener una comprensión adecuada de la empresa o la industria que se está auditando. Esto incluye no comprender adecuadamente las políticas contables y los registros financieros de la empresa.
- Ejecutar el trabajo sin una adecuada planeación de auditoría.
- Desconocer los procedimientos de auditoría estándar.
- No evaluar adecuadamente los riesgos de materialidad ni evaluar adecuadamente los riesgos de fraude o de errores materiales.
- Pasar por alto la independencia y objetividad requeridas.
- No realizar pruebas suficientes o apropiadas, según las circunstancias, ni realizar una evaluación adecuada del control interno.
- Debilidades al documentar adecuadamente los hallazgos y conclusiones.
- No comunicar apropiadamente los hallazgos y recomendaciones.
Los anteriores errores no deberían ser cometidos por un auditor competente, debidamente capacitado y escéptico. Sin embargo, hay ciertas conductas que podrían catalogarse en algún momento, o bajo ciertas circunstancias, como errores, pero que responden a decisiones acerca de la ejecución del trabajo. A continuación, algunas de estas prácticas:
Enfatizar demasiado la independencia y la objetividad
La independencia y la objetividad son características distintivas de la profesión de auditoría. La independencia tiene una relación directa con la manera de reportar (dónde, cuándo, a quién). Por lo general, la auditoría interna informa diariamente al CEO u otro miembro de la C-suite, y hay mayor independencia en la relación de reporte a la junta directiva o específicamente al comité de auditoría de la junta. En ese sentido, no hay tanta independencia como el auditor desearía que hubiera, pero esto normalmente no es un inconveniente. Es un tema que puede manejarse con una apropiada redacción de informes y sin alterar la forma en que se realiza el trabajo diario.
La objetividad, por otro lado, a menudo se conoce como un estado mental que evita el sesgo en el trabajo realizado. Los auditores trabajan para mantener su objetividad al no realizar actividades operativas que puedan inhibir su capacidad de ser objetivos al auditar esas mismas actividades en el futuro. Sin embargo, la alta gerencia u otros en la organización pueden pedirle que haga cosas que son importantes para el negocio y el mejor uso de los recursos de auditoría, con la consecuencia de que podría parecer que perjudica la objetividad de la auditoría. Ahora bien, en la mayoría de los casos, los buenos auditores pueden mantener un nivel razonable de objetividad y son profesionalmente capaces de opinar sobre asuntos importantes que aprovechan su experiencia, ayudan a su organización a tener éxito, agregan valor y marcan la diferencia, ante todo.
Tratar de completar todo el plan (inicial) de auditoría
Algunos líderes de C-suite y miembros del comité de auditoría crean la expectativa de que una vez que han aprobado un plan de auditoría, se debe completar en su totalidad sin excepción, generalmente en el transcurso de un año. Sin embargo, los líderes inteligentes de auditoría saben que tal expectativa no es alcanzable si quieren ser ágiles y receptivos a las necesidades cambiantes de una organización dinámica. De hecho, no está aconsejado. Surgen situaciones, los riesgos cambian, las prioridades cambian, surgen proyectos especiales y ocurren fraudes. Las áreas ágiles de auditoría pueden desplegar mejor los recursos para la necesidad más inmediata. Es importante ilustrar a los miembros de C-suite y del comité de auditoría sobre la importancia de permanecer flexibles y receptivos a las necesidades cambiantes de la organización.
Uso indebido de la subcontratación
Toda vez que las áreas de auditoría pueden no contar con todas las habilidades, el talento y la competencia necesarios para ejecutar los trabajos de auditoría de un buen plan de trabajo, es necesario conseguir los recursos para completarlo. Muchas áreas de auditoría recurren a la contratación de expertos en la materia para complementar o aumentar sus recursos existentes. Sin embargo, hay innumerables ejemplos de proyectos que no salen bien, o incluso fracasan por completo, porque las promesas del tercero, en términos de las habilidades y talentos que tienen disponibles para ellos, no son consistentes con la realidad. En otros casos, las áreas de auditoría no se comunican bien con los expertos contratados. Por ello, corresponde al líder de auditoría, buscar asociarse estratégicamente con terceros que busquen una relación a largo plazo y solo prometan lo que realmente pueden entregar. También se da el caso en que algunas áreas de auditoría subcontratan la mayoría (por no decir todo) el trabajo de auditoría. En este escenario, el equipo de auditoría aprende muy poco o no aprende nada sobre el trabajo. No hay transferencia de conocimientos resultante.
Hay que procurar que los miembros del equipo de auditoria sigan de cerca a los expertos contratados para que puedan aprender de su experiencia y, lo que es más importante, mantenerse involucrados en el proyecto. Es posible que se haya subcontratado el trabajo, pero no se ha subcontratado el proyecto o los resultados.
Si bien los temas tratados anteriormente son conceptos importantes de auditoría, no hay que perder de vista que uno de los propósitos fundamentales en el trabajo es agregar valor a la organización. No hay que tener una inflexibilidad que se convierta en obstáculo. A menudo, se trata de perspectiva y priorización: ver el panorama general y comprender qué es lo más importante. Hay que pensar con apertura, no limitarse al conocimiento tradicional y sí hay que concentrarse en agregar el mayor valor posible.