Este artículo analiza la evolución de la auditoría y destaca su papel actual en las organizaciones. Se enfoca en la implementación y beneficios de un sistema de control interno eficiente, subrayando su influencia en la toma de decisiones y la productividad.
A lo largo de la historia, la auditoría ha tenido dos propósitos fundamentales: prevenir la corrupción y el fraude, así como evaluar con independencia la situación de las organizaciones, con el fin de señalar posibles desviaciones de sus objetivos iniciales. Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de las prácticas de auditoría no ofrecen un análisis completo que añada valor real a las organizaciones. En lugar de ser una herramienta para la mejora, a menudo se limitan a cumplir con requisitos legales obligatorios.
En los últimos diez años, la implementación de sistemas de control interno eficientes se ha vuelto obligatoria para las organizaciones. Aquellas que mantienen y verifican un adecuado control interno en sus actividades técnicas, operativas, administrativas y financieras pueden evaluar con precisión su productividad y su posición en el mercado. Las organizaciones que no aplican controles internos adecuados corren el riesgo de enfrentar desviaciones en sus operaciones y tomar decisiones perjudiciales para su gestión, lo que podría llevar a una crisis operativa y administrativa.
El control interno se define como un sistema que supervisa las actividades, operaciones y acciones administrativas, así como la información y los recursos, siguiendo las directrices de la dirección y los objetivos establecidos. Este enfoque se basa en normas y metodologías internacionales, como las del Committee of Sponsoring Organizations, y ha demostrado ser eficaz a lo largo de los años gracias a la promoción de una cultura de compromiso y sentido de pertenencia a través de códigos de ética y buenas prácticas de gobierno.
Es importante destacar que el control interno no se trata solo de documentar las acciones institucionales, sino de internalizar y difundir esta cultura entre todos los miembros de la organización a través de programas de capacitación, bienestar y seguridad social. Esto fomenta un mayor compromiso y sentido de pertenencia entre los empleados y contribuye a mejorar su calidad de vida.
La implementación de un sistema de control interno requiere personal con ciertas características, como compromiso, comportamiento ético, un cambio cultural profundo, mecanismos efectivos de selección y gestión de personal, manuales de funciones y procesos, perfiles especializados, responsabilidad por los resultados, una jerarquía clara, evaluación de desempeño, un régimen de méritos y sanciones, formación continua, controles integrados en los procesos y un profundo conocimiento de la misión, visión y objetivos de la entidad, así como un reglamento interno y programas de bienestar y seguridad social. Además, promueve el autocontrol y la autogestión.
En conclusión, la evolución de la auditoría a lo largo de la historia, ha habido un cambio significativo en su enfoque, pasando de ser una herramienta destinada principalmente a prevenir la corrupción y el fraude, a convertirse en un pilar esencial para la evaluación y mejora de las organizaciones. Hoy en día, el control interno se ha convertido en una parte fundamental de la gestión empresarial, ayudando a las organizaciones a mantenerse en el camino correcto y evitar desviaciones perjudiciales.