Identificar, evaluar y respondal al riesgo específico de cada cliente se presenta como una etapa esencial en la realización de auditorías de calidad. A través de este proceso de evaluación de riesgos, se establece el alcance y el enfoque de las pruebas sustantivas y de control, que a su vez se traducen en la obtención de evidencia adecuada para respaldar la opinión emitida. En ocasiones, este proceso puede incluso llevar a la conclusión de que el cliente no es apto para ser auditado.
Esta tarea es fundamental, y adquiere aún más relevancia considerando la obligación de los auditores independientes de seguir dos normas internacionales clave:
- NIA 315: Identificación y Evaluación de los Riesgos de Incorrección Material a través de la Comprensión de la Entidad y su Entorno.
- NIA 330: Realización de Procedimientos de Auditoría en Respuesta a los Riesgos Evaluados y Evaluación de la Evidencia de Auditoría Obtenida.
Un primer paso esencial es el conocimiento profundo del cliente, su operación, su entorno y los factores que pueden influir en su desempeño. Esto proporciona una base para identificar y evaluar los riesgos que podrían resultar en errores significativos en los estados financieros (conforme a la NIA 315).
Una vez que se han identificado y evaluado los riesgos, se diseñan procedimientos y pruebas específicas en respuesta a esa evaluación. El objetivo es obtener la evidencia suficiente y apropiada requerida para cumplir con los requisitos de la NIA 330.
La esencia de evaluar el Riesgo de Auditoría radica en su modelo subyacente:
Riesgo de Auditoría = RMM x Riesgo de Detección
El RMM (Riesgo de Incorrección Material) engloba los riesgos inherentes y de control, mientras que el Riesgo de Detección depende de la implementación de procedimientos de auditoría adecuados.
Los elementos del Riesgo de Auditoría incluyen:
- Riesgo Inherente: Representa la posibilidad de errores materiales en las afirmaciones contables sin considerar los controles existentes.
- Riesgo de Control: Se refiere a la probabilidad de que los controles establecidos no prevengan o detecten errores significativos.
- Riesgo de Detección: Indica la probabilidad de que los auditores no identifiquen errores materiales durante la auditoría.
La interacción entre el Riesgo Inherente y el Riesgo de Control genera el Riesgo de Incorrección Material (RMM), que es independiente del auditor y no puede reducirse mediante pruebas sustantivas.
La habilidad del auditor para reducir el Riesgo de Auditoría se centra en el Riesgo de Detección. La manera en que se diseñen y ejecuten los procedimientos de auditoría influye en este riesgo. Por ejemplo, el auditor puede aumentar la extensión de las pruebas o modificar la naturaleza y oportunidad de los procedimientos para reducir el Riesgo de Detección.
Identificar los riesgos específicos del cliente implica:
- Hacer preguntas exhaustivas y comprender la entidad y su entorno.
- Conocer la industria del cliente y sus ciclos transaccionales.
- Identificar y evaluar los controles existentes en la entidad.
- Evaluar el diseño y la implementación de dichos controles.
El modelo de riesgo de auditoría, representado por Riesgo de Auditoría = RMM x Riesgo de Detección, resulta crucial para orientar la evaluación y planificación de la auditoría.
En conclusion, el proceso de identificación y evaluación del riesgo específico de cada cliente es esencial para llevar a cabo auditorías efectivas. La interacción entre los riesgos inherentes y de control contribuye al Riesgo de Incorrección Material, mientras que el Riesgo de Detección puede ser influenciado por la adecuada ejecución de los procedimientos de auditoría. Estas etapas son fundamentales para lograr una opinión confiable y respaldada en el proceso de auditoría.